La situación económica global se ve influenciada por dos grandes transformaciones: la revolución tecnológica y el cambio climático. Ambos fenómenos generan incertidumbre y desafíos significativos para la economía mundial y el mercado laboral. La transformación tecnológica, que se plasma en fenómenos como la automatización, la inteligencia artificial y la robótica, está transformando la forma en que se producen bienes y servicios. Si bien esto puede aumentar la eficiencia y la productividad de las personas en sus empleos, también puede provocar una pérdida de empleos en ciertos sectores y ocupaciones, especialmente en aquellos cuya exposición a estas transformaciones es mayor. Esto puede crear una brecha entre los trabajadores cuya capacitación está muy alineada con el cambio tecnológico y aquellos cuyas competencias se vuelven obsoletas ante estas transformaciones, por ser ahora desarrolladas por las máquinas. Por otra parte, la crisis climática nos obliga a una transición hacia una economía más sostenible y baja en carbono que puede implicar la pérdida de empleos en industrias intensivas en carbono, como la minería y la producción de combustibles fósiles.