Una luz en el espigón cuenta la historia de un hombre a quien algunos recuerdos omitidos de su infancia y los pormenores habidos en su familia se le presentan de improviso. Puede volver a sepultarlos en el olvido. Pero él proviene de una estirpe, la arrantzale, en donde la vida hay que encararla de frente. Imanol es un joven clérigo que lleva años viviendo en el convento. Lejos quedan sus andanzas en un pueblo costero donde vivió hasta los doce años. Eran tiempos de posguerra cuando, muy a su pesar, tuvo que partir a tierras castellanas a estudiar en el seminario para huir de un futuro atado a la mar. Asentó su vida, de esa forma transitoria en que lo hacen algunos hombres que no han hecho el duelo debido, a pesar de que nunca dejó de añorar su tierra. Es una historia aderezada de otras muchas. Está tejida en trasmallos de red, pues nunca somos nada sin las historias que nos preceden y, luego, nos acompañan. También es una historia de mujeres, pues son ellas las más sabias tejedoras de redes y encuentros de gente que sufrió la pobreza, pero que de noche podía ver un cielo estrellado. Siendo como es, una ficción, habrá quien pueda asemejar lugares y territorios.