Historia de la danza tradicional, maestros de danza y sus legados del Antiguo Régimen a la abolición de los fueros
Larrinaga, Josu
Editorial: Euskal Dantzarien Biltzarra
15 €
Año: 2023
ISBN: 9788409511136
Euskarria: Liburua
Descripción
En mi dilatada experiencia en el ámbito de la danza tradicional vasca, he podido beber de las fuentes de transmisión generacional (vía materna o en la implicación en plazas y romerías) y simultáneamente, nutrirme de la experiencia llamémosla “reglada” o mejor dicho “pautada” y donde la figura del enseñante adquiría un papel severo, disciplinante o estaba envestido de una autoridad carismática incuestionable.
Todavía me acuerdo de la imagen de mi primer maestro o preparador de un grupo de danzas que durante los intensos ensayos sosteniendo un palo en la mano, marcaba el ritmo o sancionaba con su voz, las posibles irregularidades o errores cometidos en la ejecución del repertorio de danza. La metodología se basaba en la repetición sistemática, modo inconsciente de posibilitar un “fondo” adecuado y el sistema mimético de copiar sus esbozados movimientos correctores que se basaban en el principio de autoridad. Una vez y otra se marcaba el paso, se corregía la precisión de los mismos, se pedía la quietud absoluta al principio o final de una pieza coreográfica, la compostura rígida o castrense en todo momento, la intensidad y fuerza en la ejecución de evoluciones con o sin herramientas (incluso, se alentaba la ruptura de las efímeras herramientas de madera o mimbre) y todo ello, para propiciar el alarde grupal o la competición con grupos igualmente formados.
En un periodo posterior, la autodisciplina y el control entre iguales fue la tónica dominante. Tiempo en que empezamos a conocer a figuras claves de nuestra música y coreografía tradicional, los iconos mantenedores de la “Dantzari Dantza” (Serafín Amezua o Alejandro Aldekoa), la presencia inconfundible de las serenas “Mutil dantzak” (sustentadas por Maurizio Elizalde o Mariano Izeta), el devenir academicista de las danzas de Gipuzkoa (con destacados miembros del entonces “Goizaldi” como Juanma Oronoz, Iñaki Gordejuela y Juan Antonio Urbeltz), las singulares danzas de Zuberoa (“Etxahun Iruri” o Erramun Tartatxüri) y un sinfín de localidades (Bera, Leitza, Tolosa, Lakuntza, Lekeitio, etc.) con sus particulares personas representativas.
Atrapado por la curiosidad y la avidez del conocimiento preciso de la danza tradicional y el contexto donde se ha desarrollado, no dude en seguir a destacadas personas centradas en su estudio (José Miguel de Barandiarán, Julio Caro Baroja o Juan Garmendia Larrañaga). El bagaje con el laureado Iñaki Irigoien, nos aportó (me refiero a mi amigo e incansable compañero autodidacta Emilio X. Dueñas y que supuso nuestros primeros pasos) una visión amplia de la contextualización en el devenir histórico y la importancia de la estructura de las danzas tradicionales. En ese mundo se empieza a perfilar la imagen difusa del maestro de danza o los primeros comentarios sobre los mismos, las primeras preguntas o elucubraciones sobre el tema, su constante referencia en voz de personas cercanas a la danza tradicional y la necesidad de saber más o resolver el enigma de este reto. Junto a la manida referencia de la contribución de la danza vasca al denominado ballet clásico (pas de Basque y saut de Basque) han minado e influido en mi determinación de resolver incógnitas que supuestamente, a muchas personas inquietan pero a pocos incentivan a buscar respuestas.
Trabajando desde una combinación del plano estructural del tema y cronológico del mismo a la vez que huyendo del ahistoricismo elucubrativo o recurrentes imaginarios identitarios. Trataremos de situar la figura del “maestro de danza o danzar” en un contexto amplio de varios siglos de evolución. Donde las personas que practicaban esta singular profesión en las amplias salas palaciegas, academias o domicilios particulares, selectos centros educativos o disciplinados regimientos militares, alborotados teatros, populosas tabernas u oscuras estancias en medios agrícolas.
Por todo ello, el lector o lectora tiene la posibilidad de imbuirse en una etapa de la historia europea que va desde el Barroco a la abolición de la foralidad vasca, periodo donde el papel de los maestros de danza presentaba gran renombre y reconocimiento en todas las monarquías del momento o planeaba su sombra referencial, sobre las capas populares de esas idealizadas formas de vida cortesana.
Aprovechar estas líneas para agradecer las inestimables ayudas o aportaciones, correcciones o sugerencias y ánimos para publicar este trabajo de mis compañeros o compañeras de Zatak, Eusko Ikaskuntza y Euskal Dantzarien Biltzarra. La paciencia y continuo apoyo en las tediosas traducciones de mi mujer e hijos. Además, reconocer la labor logística de todas las personas y asociaciones que han hecho posible este trabajo, su plasmación o difusión y publicación de sus resultados. Eskerrik asko!